La industria energética evoluciona a nivel mundial y sus cambios construyen el estado futuro del sector. La conciencia de los clientes sobre la sostenibilidad intensificada por la Covid-19, los marcos regulatorios cada vez más restrictivos y los avances tecnológicos obligan a las industrias a reinventar sus modelos de negocio y cumplir con los objetivos de energía limpia según los estudios EY Future Consumer Index 2021 y EY Power & Utilities Digital Transformation.
Los informes IRENA Renewable Energy Capacity 2021 e IEA WEO 2020 para perspectivas de 2040 concluyen que más de un tercio (36,6 %) de la capacidad total de energía en Europa es renovable y se espera que aumente más de 4 veces hasta 2040 con la capacidad solar fotovoltaica. Pero no lo suficiente para alcanzar el objetivo carbono cero en 2050 -principal hito de la ONU- tal y como indica IEA Energy Efficiency 2021. El camino hacia el cero neto implica más de 40 hitos de eficiencia energética, sin estos, el consumo total de energía final sería alrededor de un 30% más alto para 2030.
Por este motivo, la eficiencia energética se convierte en la herramienta clave para que la Unión Europea alcance el objetivo climático. A través de su Plan de Eficiencia Energética, tienen el objetivo de impulsar una economía respetuosa con los recursos del planeta, aplicar un sistema de bajas emisiones de carbono, aumentar la independencia energética y mejorar la seguridad del abastecimiento energético. Directivas que obligan a los estados miembros a la creación de medidas que impulsen el crecimiento de las energías renovables.
Una situación que, junto con las principales tendencias, provoca que las organizaciones enfrenten presiones transformadoras de clientes, mercados, entornos industriales cambiantes, nuevos desarrollos o evolución de plataformas; que generan una gran disrupción en el sector.