Dos gigavatios. Esa es la cifra en torno a la cual se mueven las estimaciones. Tanto la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), como la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), manejan ese guarismo: a finales de este año 2022 —prevén ambas— el parque nacional de instalaciones de autoconsumo habrá crecido en dos gigavatios, quizá algo más. O sea, que, si a finales del año pasado había en España alrededor de 2,7 gigas de potencia acumulada en autoconsumos, a finales de este podríamos estar hablando de cerca de cinco.
Lo que grosso modo plantea la batería virtual es superar las restricciones que la ley ha establecido para la compensación de excedentes (excedentes son esos kilovatios hora que genera nuestro tejado solar pero que no usamos porque no estamos ese sábado en casa). Tenemos derecho a que la comercializadora nos compense esos kilovatios, pero la Ley restringe la compensación al valor económico de la energía consumida durante el mismo mes (el mismo período de facturación). Es decir, la energía que se inyecta de nuevo a la red nunca puede ser superior a la utilizada de la red.
¿Qué proponen las muy pocas comercializadoras que empiezan a explorar esta solución? Te guardamos la energía que no puedes compensar (porque en verano estás de vacaciones, por ejemplo) y puedes usar esa energía en forma de descuento tanto en la misma factura, como en otras facturas posteriores. Superamos así la limitación de la compensación de excedentes (el período de facturación). Más aún: ya hay modelos que aprovechan las oportunidades que ofrecen las segundas residencias, donde quizá montar en el tejado un autoconsumo es más fácil que hacerlo en la azotea del bloque en el que tienes tu residencia habitual. Instalas en la segunda residencia, allí produces, y esa producción la usas cotidianamente en la vivienda habitual y la usas, claro, cuando estás de vacaciones en esa segunda residencia. Otra manera (de las muchas maneras) que está alumbrando el... Autoconsumo 2.0.