Alrededor de las tres cuartas partes de la población total de la Unión Europea viven en ciudades y zonas suburbanas, y está previsto que esta proporción aumente. Las urbes son responsables de una gran cantidad de emisiones de carbono y por su dinamismo y densidad tienen un gran potencial para adoptar estilos de vida bajos en carbono.
En este contexto, el nuevo informe de la AEMA refleja que las ciudades europeas ofrecen oportunidades para que los ciudadanos produzcan energía renovable como prosumidores. Entre otras cosas, pueden proporcionar espacios de propiedad pública o animar a los propietarios privados a ofrecer edificios o terrenos que puedan utilizarse para la generación de energía verde dirigida por la ciudadanía.
Las autoridades locales también pueden proporcionar incentivos financieros específicos a las empresas que promuevan la participación ciudadana en la planificación energética. Asimismo, las ciudades pueden actuar como centros de información y contribuir a desarrollar las habilidades adecuadas para apoyar a las personas interesadas en convertirse en prosumidores de energías limpias.