Actualmente, BYD está trabajando en terminar los procesos de verificación y certificación de sus baterías de ion sodio, para de esa forma tenerlas listas para comenzar su producción en masa durante el primer semestre del próximo año, lo que convertirá a la empresa de Shenzhen en la primera en tener esta tecnología instalada en un coche eléctrico de producción.
El objetivo es poner en marcha un tipo de batería que de momento destaca por contar con una menor densidad energética que las de litio. Pero a cambio, elimina el uso de materiales caros y raros, lo que permite contar con un coste mucho más bajo.
Según los datos de los medios chinos, el actual coste de producción de las baterías de ion sodio es de aproximadamente 120 euros por kWh. Cifra comparable a las baterías de litio-ferrofosfato. Pero estas son cifras sin aplicar una economía de escala que se estima que permitirá bajar el coste hasta los 67 euros el kWh cuando se alcance una capacidad de unos 50 GWh/año.
Es por eso que para muchos expertos, el sodio puede convertirse en una alternativa minoritaria dentro del sector del transporte ligero, siendo su uso más interesante en sistemas pesados, así como en el almacenamiento estacionario. Algo de lo que dependerá en gran manera su evolución en los próximos años.
Para otros expertos, la simple posibilidad de contar con una alternativa al litio, puede servir también para frenar la escalada de precios de componentes como el carbonato de litio, que en China ha disparado su precio por 14 veces desde 2020, encareciendo el coste de producción de las baterías de forma importante.