“Los precios del gas y del carbón van a seguir bajos, pero eso no impedirá una transformación fundamental del sistema eléctrico mundial en las próximas décadas en beneficio de las energías renovables, como la eólica y la solar”, asegura Bloomberg New Energy Finance (BNEF) en el informe “New Energy Outlook 2016”, que hace proyecciones para los próximos 25 años. De hecho, para 2030 las energías solar y eólica serán las fuentes más baratas de electricidad en la mayor parte del mundo, según BNEF.
En total, según Bloomberg, se invertirán 7,8 billones de dólares en las energías "verdes" entre 2016 y 2040 a nivel mundial, repartidos, fundamentalmente, así: 3,4 billones en energía solar, 3,1 billones en eólica y 911.000 millones en hidráulica. Por el contrario, las energías fósiles atraerán una inversión 2,1 billones de dólares, sobre todo en los países emergentes.
El abaratamiento más veloz de lo anticipado de los coches eléctricos y el almacenamiento de energía renovable en baterías, así como cambios en el consumo energético de China, son otros factores determinantes en esta evolución. Según BNEF, los coches eléctricos representarán el 35% de las ventas de vehículos nuevos en todo el mundo en el año 2040, es decir un total de 41 millones de coches.
Los expertos explican, además, que, a diferencia de lo que ocurre habitualmente con los combustibles fósiles –donde un aumento de la demanda lleva a un incremento de los precios– una mayor demanda de renovables genera más oportunidades de escala y esto provocará una caída de los precios. A su vez, la escala en el mercado de los coches eléctricos aumenta la demanda de energías renovables y reduce los costes de las baterías. Y con la caída de los costes, las baterías pueden utilizarse cada vez más para almacenar energía solar.
El pronóstico de BNEF para las emisiones de CO2 no es, sin embargo, positivo. Reconocen que el cambio hacia las renovables está sucediendo a una velocidad "sorprendentemente rápida", pero no la suficiente como para respetar los compromisos del Pacto de Paris y limitar el calentamiento global por debajo de 2° respecto a la era preindustrial. Para lograr este objetivo, sería necesario invertir 5,3 billones de dólares adicionales en la producción de electricidad baja en carbono.