Los países situados en los lindes meridionales de la Unión están llamados a liderar el aprovechamiento del mismo recurso que a tantos turistas atrae año tras año: el Sol. Una ciudad como Sevilla recibe más de 3 200 horas de sol anuales, mientras que Dresde, una de las más soleadas de Alemania, 1 770.
La abundancia de horas de sol representa una oportunidad para avanzar en la transición hacia las energías renovables. Los tejados, espacios normalmente infrautilizados, resultan ideales para la instalación de paneles solares. Es algo que no ha pasado inadvertido para la Unión Europea, que presenta el aprovechamiento del sol en los tejados como una solución clave en la reducción de emisiones.
Este hecho hace pensar que a más horas de sol, mayor capacidad. Sin embargo, las estadísticas indican que los campeones en potencia fotovoltaica instalada per cápita se sitúan al norte. Países Bajos, Alemania y Bélgica encabezan con una cómoda ventaja estos rankings. España aparece en el puesto número 6.
Una serie de normativas implantadas desde 2010 pusieron coto a ese crecimiento. Las complicaciones administrativas y la falta de incentivos frenaron en seco el desarrollo solar. La más dañina de estas regulaciones, el conocido como «impuesto al sol», fue una de las responsables de que entre 2015 y 2018 apenas se realizasen inversiones.
Además, los largos retrasos en los pagos de las subvenciones han dañado el potencial de los tejados solares. Tras su derogación en 2018, la potencia instalada se ha multiplicado casi por 6, recortando la distancia con los gigantes alemanes. En el presente, España se sitúa segunda a nivel de crecimiento solar en la UE.