Prácticamente por diez, para ser más precisos: desde los 44 gigavatios hora de producción en 2020 a los 400 gigavatios hora en 2025. Para materializar ese objetivo, cuyo fin último es la neutralidad climática en 2050, la Comisión Europea (CE) ha optado por el desarrollo y la producción de baterías sostenibles como "imperativo para Europa", y ha concedido financiación sustancial en este ámbito en los últimos años. La CE estima que ese disparo de la producción se traducirá en la creación de hasta 800.000 puestos de trabajo y está llamado a generar "unos 250.000 millones de euros anuales en términos de actividad económica".
Los auditores, que esperan concluir su trabajo en el plazo de un año, consideran que el incremento de la producción sostenible de baterías de la UE no solo facilitará la transición hacia una energía limpia, sino que también será la clave para la competitividad de su industria automovilística y reducirá su dependencia de los proveedores de baterías. La UE se enfrenta asimismo -recuerdan desde el Tribunal- a la decisiva labor de asegurar el suministro de materias primas. (+)