4 ene 2025

Hamburgo prohíbe los taxis con motores de combustión interna, diesel o gasolina

La ciudad de Hamburgo, en su compromiso con la sostenibilidad y la reducción de emisiones de gases contaminantes, ha puesto en vigor una normativa que exige que todos los nuevos taxis registrados sean de emisiones cero. Esto significa que solo se permitirá la circulación de taxis eléctricos y vehículos de hidrógeno como nuevas incorporaciones al parque de taxis. Sin embargo, existe una excepción: los taxis de gran capacidad, con entre ocho y nueve asientos, tendrán hasta el año 2027 para adaptarse a esta normativa.

Actualmente, de los aproximadamente 3.000 taxis que operan en Hamburgo, alrededor de 700 son eléctricos y unos 30 funcionan con hidrógeno, lo que representa un 24 % del total. Se espera que esta cifra aumente considerablemente con la entrada en vigor de la normativa. No obstante, algunas empresas han decidido adquirir vehículos de combustión antes del cambio, argumentando la falta de experiencia a largo plazo con los vehículos eléctricos y la ausencia de un mercado sólido de reventa para estos vehículos.

A pesar de las dudas iniciales, los expertos han señalado que los taxis eléctricos son altamente efectivos en entornos urbanos. Según Jan Weber, miembro de la junta de Hansa Funktaxi, estos vehículos han demostrado ser fiables para operar dentro de la ciudad. Sin embargo, la situación cambia en áreas rurales, donde la infraestructura de carga sigue siendo limitada, algo que describe como «una catástrofe» en algunas regiones.

Entre las ventajas más destacadas, Weber subraya los costos operativos significativamente menores. Los vehículos eléctricos tienen un menor desgaste de los frenos, y los gastos en mantenimiento e inspecciones son considerablemente reducidos. Esto representa una oportunidad para que las empresas ahorren en gastos operativos a largo plazo, compensando la inversión inicial en tecnología de emisiones cero.

La decisión de Hamburgo de implementar esta política es un ejemplo de cómo las ciudades pueden actuar de manera proactiva para reducir su huella ambiental. Este modelo no solo contribuye al objetivo global de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también fomenta la adopción de tecnologías más limpias, marcando un precedente que podría ser seguido por otras ciudades del mundo.