Es el caso de Australia. Uno de los primeros mercados donde se está poniendo en marcha de forma comercial la tecnología V2G, que el pasado mes de febrero sufrió una ola de calor en la región de Nueva Gales del Sur, que disparó la demanda de los sistemas de climatización de los hogares.
La energía solar fotovoltaica ayudó a reducir la demanda máxima, que habría alcanzado picos todavía más altos de no ser por el fuerte despliegue de la misma, incluso cuando el sol comenzó a ponerse después de las 5 de la tarde, los sistemas de aire acondicionado seguían funcionando a un nivel elevado.
En ese momento, la red eléctrica tiró de todos los recursos disponibles, incluyendo las baterías de los coches eléctricos que forman parte del programa V2G de Nueva Gales del Sur. Un momento donde algunos propietarios han visto mediante su aplicación como la red estaba comprando el kWh a 10.4 euros. Una cifra más que considerable.
La batería de su coche se había cargado al 100% en días previos gracias a la instalación solar de la vivienda, y en dos horas de descarga entregó el 25% de su capacidad, generando unos 92 euros al cambio. Todo mientras el propietario estaba de vacaciones en otra parte del país.
El potencial de este sistema es enorme. Un informe indicaba que para 2050 el almacenamiento de la flota de vehículos eléctricos en Australia será casi cuatro veces mayor que los requisitos de almacenamiento del operador nacional, y representará una de las opciones de almacenamiento de menor coste por kWh.