El informe Energy Transition Outlook China 2024 (ETO) de la compañía señala que, en los próximos años, el mix energético chino pasará rápidamente de uno dominado por los combustibles fósiles a otra en la que la energía renovable desempeña un papel clave. El año 2031 se plantea como un punto de inflexión, ya que se espera que sea el punto en el que la electricidad generada a partir de combustibles fósiles ya no sea el mayor contribuyente a la combinación energética china y, en cambio, será reemplazada por la energía solar como la mayor fuente de energía.
Según el ETO , la contribución de la energía solar a la producción eléctrica nacional china aumentará del 5% actual al 38% en 2050, y las nuevas instalaciones de energía solar representarán el 58% de todas las nuevas incorporaciones de capacidad de generación de electricidad desde ahora hasta el final de esta década.
Si China expande su sector solar como predice DNV, para 2050, tendrá una gigantesca capacidad de 3,9 TW de capacidad solar fotovoltaica, junto con 1,6 TW de capacidad solar más almacenamiento, lo que le dará al sector solar chino una capacidad instalada total superior a los 5 TW.
Se espera que también el almacenamiento desempeñe un papel cada vez más vital en el sector solar chino, y DNV estima que, para 2050, el 34% de todas las nuevas incorporaciones de capacidad solar china se ubicarán junto con productos de almacenamiento, para ayudar a mitigar la variabilidad inherente a la generación de energía renovable.
En última instancia, el mix energético de China se revertirá casi por completo para 2050, y se espera que la contribución de los combustibles fósiles a la generación de energía nacional caiga del 66% actual al 7% dentro de 26 años, mientras que los combustibles no fósiles representarán el 55% de la generación eléctrica en 2050.
Remi Eriksen, presidente y director ejecutivo de DNV, explica en la introducción del informe que muchos de estos cambios están motivados por el deseo de China de alcanzar cierto grado de independencia energética, para lo cual se requerirán inversiones paralelas en generación, almacenamiento y distribución de energía en toda China. .
“La independencia energética es la motivación clave detrás de la política energética de China”, escribió Eriksen. “Encontramos que esto sólo se logrará parcialmente hacia mediados de siglo, cuando China seguirá importando cantidades considerables de petróleo y gas. En nuestra opinión, existe la posibilidad de que China acelere su transición para reducir su dependencia de estas fuentes aún más y más rápidamente, y para acercar a China a emisiones netas cero para 2050”.