Con las puertas de Estados Unidos cerradas a los fabricantes de coches chinos, estos quieren inundar Europa con sus productos. La amenaza para la industria europea del automóvil es real, pero para proteger a los fabricantes europeos de los precios agresivos de las marcas chinas, Europa tendría que levantar un muro de aranceles gravando cada coche con un impuesto del 50%, según un estudio del Grupo Rodhium y del que se ha hecho eco el Financial Times.
Una investigación de la Comisión Europea iniciada en octubre podría conducir a un aumento de los derechos de aduana sobre los vehículos chinos importados en Europa.
Actualmente fijados en el 10%, la UE podría aumentarlos hasta el 30%. El problema, aseguran desde la consultora, es que aún con un impuesto del 30%, para muchas marcas chinas les seguiría siendo rentable vender en Europa. Es más, se podrían incluso permitir el lujo de no subir los precios a pesar de los impuestos.
"Para que el mercado europeo dejara de ser atractivo para los exportadores chinos de vehículos eléctricos, probablemente serían necesarios aranceles del 40-50%, incluso más elevados para fabricantes integrados verticalmente como BYD", explican desde Rodhium.
No podemos olvidar que las importaciones de coches eléctricos procedentes de China, incluidos los de fabricantes no chinos con factorías allí (Tesla, BMW, Grupo Volkswagen, Volvo, etc), aumentaron de 1.600 millones de dólares en 2020 a 11.500 millones en 2023.
La cuota de mercado de las marcas chinas se multiplicó por cuatro en ese periodo, hasta alcanzar el 8% el año pasado. Según estimaciones del grupo de presión Transport & Environment, se prevé que este año la cuota de mercados de coches fabricados en China alcance el 11% y llegue al 20% en 2027.