Si bien los primeros signos muestran cuán importantes pueden ser las baterías en nuestro sistema energético, todavía necesitamos mucho más para limpiar la red. Si queremos estar en camino de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero para mediados de siglo, necesitaremos aumentar siete veces el despliegue de baterías.
La buena noticia es que la tecnología se está volviendo cada vez más económica. Los costos de las baterías han caído drásticamente, cayendo un 90% desde 2010, y aún no han terminado. Según el informe de la AIE, los costes de las baterías podrían caer un 40% adicional para finales de esta década. Esas nuevas reducciones de costos harían que los proyectos solares con almacenamiento en baterías sean más baratos de construir que las nuevas plantas de energía de carbón en India y China, y más baratos que las nuevas plantas de gas en Estados Unidos.
Las baterías no serán la tecnología mágica y milagrosa que limpie toda la red. Otras fuentes de energía baja en carbono que están disponibles de manera más constante, como la geotérmica, o capaces de aumentar y disminuir para satisfacer la demanda, como la energía hidroeléctrica, serán partes cruciales del sistema energético. Pero me interesa seguir observando cómo las baterías contribuyen a la mezcla.